Todos los bancos españoles quieren aumentar la concesión de crédito al consumo. No solo para aprovechar la recuperación económica, sino también para compensar el efecto negativo que la política monetaria ultralaxa del BCE tiene sobre sus cuentas. Porque este tipo de préstamos es mucho más rentable que las hipotecas y los créditos a pymes y se antoja como una buena palanca para impulsar los ingresos.
Por eso, las entidades se afanan en diseñar estrategias de crecimiento, con iniciativas que van desde sellar alianzas con proveedores de productos y servicios hasta potenciar la concesión a través de dispositivos móviles, pasando por la creación de divisiones especializadas en estos productos con estructuras directivas independientes de la matriz.
Pero la creciente competencia de bancos y de establecimientos financieros de crédito por ganar cuota de mercado en este segmento en España todavía no ha consolidado una tendencia a la baja en los precios, que se mantienen entre los más altos de la eurozona, a mucha distancia de los que se registran en los principales países europeos.
El precio de las nuevas operaciones de crédito al consumo en España se estableció en el 9,6% en enero, lo que supone un incremento de cincuenta puntos básicos en relación a diciembre de 2015, según las estadísticas del Banco Central Europeo (BCE), que miden el tipo de interés efectivo (TEDR), equivalente a la TAE sin comisiones.
Estos préstamos en España son 4,2 puntos porcentuales más caros que la media del conjunto de la eurozona (5,4%), donde los tipos apenas han repuntado diez puntos básicos en el último mes. El precio que pagan los consumidores en España es superior al que pagan en Portugal (7,9%), Italia (6,8%), Alemania (5,0%) y Francia (4,2%).
La decidida apuesta de la banca española por darle a la manivela del crédito al consumo se refleja en el importe del saldo vivo, que se mantiene en 162.000 millones de euros en enero con relación al mismo periodo del año anterior, según datos del Banco de España.
Pero queda especialmente patente en el importe de las nuevas operaciones, que se ha disparado un 47% en los últimos doce meses, hasta 720 millones de euros, para los préstamos con un periodo de fijación del tipo de interés inicial de entre uno y cinco años, los de referencia para este segmento.
Las entidades españolas han constatado un aumento de la competencia en el crédito al consumo en el último trimestre de 2015, pero las presiones aún no han provocado un relajamiento de los criterios de concesión, según se desprende de sus respuestas a la última encuesta bancaria del BCE.
Sin embargo, el porcentaje de solicitudes de crédito rechazadas sí disminuyó en España, de forma más intensa que en el resto de la UE, mientras que la demanda de préstamos siguió creciendo y, según las previsiones de la banca, lo seguirá haciendo con intensidad en 2016, al calor de la mejora de la confianza de los consumidores.
Fuente: expansion.com