Este verano hemos asistido a una brusca subida del precio de la electricidad en el mercado mayorista, provocada por el encarecimiento del gas. La recuperación poscovid ha disparado la demanda asiática de este combustible y está dificultando que Europa compense el recorte de suministro por gaseoducto desde el norte que ha sufrido. Además, los almacenes europeos están en mínimos y existe una gran incertidumbre de cara al invierno, lo que eleva también su precio en los mercados de futuros.
El impacto de la subida del gas es inmediato en el mercado eléctrico porque las centrales de ciclos combinados incrementan el precio de sus ofertas de generación eléctrica en la misma medida que crecen sus costes, también influidos por la subida de las emisiones de CO2. Como actúan como fuente de respaldo para completar el volumen de electricidad que requiere la demanda, elevan toda la curva de precios y proporcionan a otras tecnologías un importante margen de beneficio.
No afecta a todas las empresas por igual
La buena noticia para las empresas que participaron en la última edición de la compra agrupada es que esta coyuntura no les ha afectado hasta el momento. El resto de las empresas seguro que están muy preocupadas y, la mayoría, con razón. El impacto dependerá de su tipo de contrato eléctrico (fijo, indexado a pool…).
Por otra parte, una las primeras acciones que tomó el Gobierno fue reducir provisionalmente el tipo del IVA de la factura. Así logró alivio para los consumidores domésticos, pero no para el recibo de las empresas. Como la situación se ha mantenido, se ha lanzado un plan de choque que también incide en la factura de las empresas.
Del Real Decreto-ley 17/2021 cabe destacar la reducción del importe de los cargos del sistema. De aquí a final de año, esto se traduce en un descenso de los precios unitarios de los términos de potencia y energía de los cargos.
El recorte en el término de potencia para los cargos es del 37% y del 62% para el término de energía. La reducción para cada empresa dependerá de su forma de consumo y de la estructura de su potencia contratada.
Medidas provisionales, pero problemas estructurales
Estas medidas no se van a mantener indefinidamente y, a la larga, acumularán una deuda que tendremos que pagar “en diferido”. Pero, sobre todo, no son modificaciones estructurales, que es lo que, en nuestra opinión, necesitan las empresas.
Desde Grupo ASE recomendamos a todas las empresas una gestión activa de sus consumos y costes energéticos para mejorar su posición frente a la competencia. Pero también trabajamos en la resolución de distintas problemáticas. Por eso participamos en la Plataforma Energética kV, que defiende los intereses energéticos de la industria española. Hace llegar a las autoridades competentes propuestas económicamente viables, socialmente responsables y medioambientalmente sostenibles a problemas de las empresas como consumidoras de energía.
Por ejemplo, para los suministros en alta tensión, la creación de un periodo P7 para todas las noches del año. Modificando la curva de demanda se descongestionaría el sistema y se abarataría la factura.
O cambiar la norma que regula la modificación de la potencia contratada. Actualmente, si las empresas necesitan cambiarla en un plazo inferior a un año, necesitan el permiso de su compañía distribuidora. Si su autorización pasara a manos de las autoridades competentes a nivel autonómico, se basaría en los intereses generales y no dependería de una parte interesada en la cuestión.
Ramón López, gerente de Grupo ASE
